Salud - Meditación con Mandalas

La palabra mandala proviene del sáns-

crito, y significa Círculo Sagrado.

Es un símbolo sagrado de sanación, totalidad, unión e integración con el universo.
Un mandala es básicamente una forma circular que representa el cosmos y la eternidad.

Simboliza la creación, el mundo, la divinidad, la vida y al ser humano.
Psicológicamente, los mandalas representan la totalidad de nuestro Ser y meditar con mandalas ayuda a curar la fragmentación psíquica y a restablecer nuestro equilibrio emocional; ya que nos devuelven a la idea de unidad que reside en nuestra memoria ancestral.
Los mandalas pueden variar en colores, tamaños, diseños y complejidad; pero siempre se conforman a partir de un punto central, la irradiación de ese punto y el límite exterior circular.

El centro de un mandala equivale en lo simbólico al centro del universo.

Su irradiación representa la creación.

Mientras que el límite exterior representa la protección de su contenido sagrado.

En el macrocosmos los mandalas se manifiestan en los sistemas solares (con una estrella central y orbitas planetarias). También podemos verlos representados en la simetría de las galaxias.

En el microcosmos, cada célula y cada átomo son mandalas desde el punto de vista de su esquema de organización.

Observar un mandala, dibujarlo, pintarlo, o simplemente recorrer sus contornos con una birome son formas de meditación.

En este aspecto el mandala es una “puerta” que nos conduce hacia la zona más íntima del ser humano y mediante su diseño y contemplación tomamos contacto con nuestra espiritualidad trascendiendo las aparentes limitaciones del presente.

Krishnamurti enseñaba que “la meditación comienza cuando el meditador está ausente”

Y es ese precisamente el efecto que se produce en nosotros al trabajar con mandalas.

Para pensar:

Muchos de los diseños de las carpetas y centros de mesa que tradicionalmente tejían nuestras abuelas son mandalas.

Namaste