En el patio grande de la casa del abuelo estaba un pajarito comiendo un pedacito de pan.
El gato, que siempre está espiando acostado en la pared, bajó corriendo para quitarle el pedacito de pan. Levantó el lomo muy enojado y le pegó el grito.
- ¡Deje eso enseguida! ¡Eso es mío!
- ¡No –dijo el pajarito! ¡Es mío!
Pero el gato malo se lo quitó y le puso encima una de sus patas que ya tenía las uñas afuera para pegarle una cachetada al pobre pajarito.
Pero el pajarito no le tuvo miedo y en un descuido que tuvo el gato, agarró el pedacito de pan y se lo llevo en el pico hasta el árbol de jazmín manga y allí lo comió tranquilamente.
El gato se quedó pegando gritos y amenazando.
Ese libro fue el que durante 33 años guardó en secreto entre sus hojas la Carta del Abuelo que tuvimos la fortuna de publicar en el número anterior de Vale Cambiar.En dicha carta el Abuelo Juancho le contaba a su pequeño nieto la terrible noticia que sus casi tres años de vida no le permitirían entonces comprender… El gato malo había muerto y con el también lo hacía el personaje principal de su cuento preferido.
Agradecemos a Sebastián por permitirnos compartir con Ud. este hermoso recuerdo.
