Segundo Encuentro de VALE CAMBIAR

El Segundo Encuentro se realizará en Paraná, el día 9 de abril de 2011.

Las tarjetas estarán disponibles en el mes de marzo de 2011 y para facilitar la integración el cupo máximo es de 30 participantes.

La propuesta es compartir un lugar y un momento para charlar, relacionarnos y conocer a otras personas que atraviesan emociones parecidas a las nuestras.

Compartiremos rituales, aromas, sabores, buena música y ejercicios de centración e integración grupal coordinados por las Psicólogas Liliana Dutto y Adriana Retamoso, destinados a ayudarnos a transitar los miedos inevitablemente asociados a la soledad.

Nuestra vida puede cambiar.

Solo tenemos que dejar que las buenas cosas comiencen a pasar...


Para más información escríbanos a:

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Namaste

“Toda la tierra es una sola alma, y somos parte de ella”
Canción Mapuche

Un mandala para pintar

FUCKING CABRÓN - Rock del Monte







¿Qué es meditar?

Es respirar suave, de forma pareja y profundamente, conservando en eje la columna vertebral.

La meditación refiere a algunas prácticas formales cuyo objetivo es observar la mente llevándola lentamente a la concentración y el contacto con los propios contenidos (los pensamientos). Por lo general, confundimos la mente con sus contenidos: recuerdos, los deseos, los valores, entre otros. Nuestra mente no es lo que pensamos.

Muchas personas creen que no se puede dominar el pensamiento. Les parece irremediable que los pensamientos vengan y tomen el mando de la mente. Lo primero que necesitamos comprender es que todos esos contenidos de la conciencia, que expresamos en los pensamientos no son otra cosa que nuestras propias creaciones.

Meditar, para algunas de las tradiciones orientales, no es pensar en algo fijo, sino por el contrario, es estar en calma para poder conectarnos, para observarnos nosotros mismos. Es la experiencia de observar tanto nuestro cuerpo como nuestra mente sin juzgarlos, aceptándonos. Por eso, meditar no es algo que se aprende, sino que es dejar surgir libremente lo que somos, sin interrumpirnos. Dejando que las cosas sean como son. Es dejarse ser.

El hacerlo en un espacio libre como es nuestra propuesta, desde Vale Cambiar tiene como objetivo que aprehendamos a estar conectados con nosotros mismos en la vida cotidiana, con sus ruidos, distracciones, imprevistos y molestias, a fin de que expandamos nuestra conciencia para ser lo que queremos ser y en realidad ya somos.

Adriana Retamoso

Lic. en Psicología

Cuentos del Monte - El Chiric Sanango

El Chiric Sanango es una planta del Amazonas de la que nunca me voy a olvidar. Y es precisamente por cómo me ayudó a recordar, que garantizo que no pasará a engrosar la larga lista de mis olvidos.

Estando en la Selva, hace muchos años, Don Tayi Palomeque, un viejo curandero Kalpa, me dijo:

Usted es un auténtico gringo, aunque sea de pelo negro y ojos negros. Tiene la piel blanca. Y no es blanco, es peor que eso: es un gringo, dijo, y se echó a reír.

Je, je, salía de mis dientes, sin entender mucho, porque hasta ahí el Maestro Tayi, se había comportado siempre muy distante y serio. Y la verdad es que eso de gringo me lo había tenido que aguantar tantas veces que ya no me causaba ninguna gracia. En mis viajes y estudios en la Selva fue siempre una constante. ¡Aquel gringo!, con desprecio, escuchaba que decían refiriéndose a mí, sin conocerme. Sólo por mi aspecto gallego-tano-argentino.

Pero –prosiguió Tayi-, a pesar de ser un cerdo gringo,…

¡Epa, epa! – dije, haciéndome el gallito (por entonces yo era un joven aprendíz que se creía “el iluminado” o Maradona, o algo por el estilo). Aflojemos un poco con eso y vayamos al centro de la cuestión, Don Tayi. ¿Puede ser?”

Cómo no, dijo el “brujo” (que ya se estaba poniendo cabrón). El centro de la cuestión es que usted, mi joven amigo, es un cerdo gringo.

Yo bajé la mirada como para relajarme, y debajo de su ruana liviana, color mostaza, veo una botella de caña o de ginebra.

La pucha, me dije, lo único que me faltaba, se puso en pedo el Maestro, y está buscando roña…

Mire Don Tayi, le dije levantándome como para irme, mejor seguimos mañana, hoy fue un día muy intenso. Quédese usted tranquilo, disfrutando de su licorcito. Yo me voy a descansar.

¡Nada de licorcito! ¡Y qué descansar ni qué descansar!- Dijo con voz fuerte y enojadísimo. ¡Usted se queda acá!

Y ya se puso inesperadamente tensa la situación.

A pesar de ser un gringo maricón, me dijo, como son todos los gringos, le voy a convidar esta Medicina. Es para el frío.

¡Tome! ¡Sólo dos vasos! ¡¿Entendido?!

Y con un fuerte golpe clavó la botella en el piso de tierra, enfrente de mí, con tal precisión que quedó enterrada unos centímetros.

Se fue sin despedirse, con el ceño fruncido y se perdió en el monte espeso dejándome solo y realmente atónito.

Yo miraba la botella y pensaba:

¿Y a éste? ¿Qué le agarró? Hace tiempo que vengo estudiando con él y nunca se había puesto así. Qué mal momento, pensé. ¿Cómo seguirá esto?

Se puso frío rápidamente como todas las noches.

Yo miraba la botella.

Hasta que robóticamente la agarré, me serví dos vasos y me los tomé como Tayi me lo ordenó.

Me fui a mi choza y me preparé para relajarme y pensar en otra cosa.

Pasó una hora más o menos. También pasó toda la bronca y el disgusto.

Y en vez de dormir me puse a recordar. Pero lo que recordaba no eran sucesos, lo que recordaba era Amor. Recordé todos los abrazos. Recordé todas las sonrisas. Recordé todo pero todo, todito el amor recibido por mí hasta ese momento. Las canciones de mi Madre, sus pañuelos y sus cuidados, el beso, la ternura, cuando me llevaba a la escuela. Mis cumpleaños. Recordé una a una todas las caricias recibidas. Los regalos.

Todas las miradas tiernas, cálidas. Pero no algunas: ¡TODAS!

Poco a poco me fui transformando en un gran depósito de Amor, que limpió cada una de mis vísceras y mis venas dejándolas cristalinas como el agua de la Quebrada, para seguir recibiendo amor sin ningún límite aparente.

Cada uno de los más queridos, amigos, amigas, primos, perros, gatos, todos los seres vivos que pasaron por mi vida dándome amor. El abrazo y la sonrisa querida, el SúperPerro moviendo su cola y saltando, Dora emocionada al verme, la abue Mare,… No eran sólo algunos momentos de cariño los que recordaba: ¡eran TODOS y cada uno de ellos! Desde bebé hasta ese día. Hasta esa fría noche.

Los besos, el sexo, los labios. También estaban allí.

El tiempo se hizo un chicle. El Amor era una represa que acababa de explotar.

¡Y explotó!

Estaba apenas amaneciendo y llega el Maestro Tayi.

Yo estaba llorando, por supuesto. Había colapsado mi sistema de recepción de amor y cariño. Estaba parado en la puerta de mi choza con una remera de algodón, de mangas cortas, como si estuviera en un tour caribeño, siendo la temperatura de unos pocos grados arriba de cero.

Y el hombre, poniéndome su ruana mostaza sobre los hombros, me dijo: “Pues Alejandro, si no lo hubiera maltratado yo a usted un poco la noche de ayer, no hubiera resistido todo esto. Habría caído en un pánico. Habría sido una hoja tan pequeña y seca, que el mínimo rayo de luz la hubiera calcinado”.

“Ninguno que no esté preparado resiste el calor tan intenso del Chiric Sanango. Cura el frío. Una sola hojita ayuda a pasar las noches como estas. Pero principalmente cura el frío del Alma -me dijo-, y lo cura para siempre”.

Y me cantó:

Nai nai nai

Chiric Sanango

Tronco y rona-á, medicina…

Desperté esa mañana

Y vi cuánto te necesitaba…!

Cuánto quería yo aquellos ojos…!

Cuánto era lo que te amaba…!

Y otra vez los bolsos, otra vez las despedidas, y otra vez afrontar el mundo después de tantas cosas nuevas y distintas.

“Adiós Don Palomeque, gracias por todo”…le grité asomándome por la ventanilla de un Mini Bus.

¡Adiós! ¡Gringo maricón! Gritó Don Tayi.

¡Grrrrr! Hice yo. Y una nube sinuosa de tierra seca y humeante dejaba ver sólo su mano saludándome.

Seguimos en el próximo número con más yuyos y cuentos del monte. Salud!


Sr. Alejandro

DE LAS RELACIONES ADICTIVAS A LAS RELACIONES ILUMINADAS

TANTO SI VIVES SOLO COMO SI VIVES EN PAREJA, la clave es estar presente e intensificar progresivamente tu presencia mediante la atención al ahora.

Si quieres que florezca el amor, la luz de tu presencia debe ser lo suficientemente intensa como para no verte arrollado por el pensador o por el cuerpo-dolor, ni los confundas con quien eres. Conocerse como el Ser que está debajo del pensador, la quietud que está debajo del ruido mental, el amor y la alegría que se encuentran debajo del dolor, eso es libertad, salvación, iluminación.

Desidentificarse del cuerpo-dolor es llevar la presencia al dolor y así transmutarlo. Desidentificarse del pensamiento es poder ser el observador silencioso de tus pensamientos y de tu conducta, especialmente de los patrones repetitivos de tu mente y de los roles que representa tu ego.

Si dejas de investirla de «yoidad», la mente pierde su cualidad compulsiva, formada básicamente por la constante tendencia a juzgar y a resistirse a lo que es, creando así conflicto, drama y más dolor. De hecho, en el momento en que dejas de juzgar y aceptas lo que es, eres libre de la mente. Has creado espacio para el amor, para la alegría, para la paz.

PRIMERO DEJAS DE JUZGARTE A TI MISMO; después dejas de juzgar a tu pareja. El mayor catalizador del cambio en las relaciones es la aceptación total de tu pareja tal como es, dejando completa- mente de juzgarla y de intentar cambiarla.

Eso te lleva inmediatamente más allá del ego. A partir de entonces todos los juegos mentales y el apego adictivo se acaban. Ya no hay víctimas ni verdugos, ni acusadores ni acusados.

La aceptación total también supone el final de la co-dependencia; ya no te dejas arrastrar por el patrón inconsciente de otra persona, favoreciendo de ese modo su continuidad. Entonces, o bien os separáis —con amor—, o bien entráis juntos más profundamente en el ahora, en el Ser. ¿Es así de simple? Sí, es así de simple.

El amor es un estado de Ser. Tu amor no está fuera; está en lo profundo de ti. Nunca puedes perderlo, no puede dejarte. No depende de otro cuerpo, de otra forma externa.

EN LA QUIETUD DE TU PRESENCIA puedes sentir tu propia realidad informe e intemporal: es la vida no manifestada que anima tu forma física. Entonces puedes sentir la misma vida en lo pro- fundo de los demás seres humanos y de las demás criaturas.

Miras más allá del velo de la forma y la separación. Esto es alcanzar la unidad. Esto es amor.

Aunque es posible tener breves atisbos, el amor no puede florecer a menos que estés permanentemente liberado de la identificación mental y tu presencia sea lo bastante intensa como para haber disuelto el cuerpo-dolor, o hasta que puedas, al menos, mantenerte presente como observador. De ese modo, el cuerpo-dolor no podrá arrebatarte el control y destruir el amor.

Fragmento del libro “PRACTICANDO EL PODER DEL AHORA” de ECKHART TOLLE http://formarse.com.ar/libros_gratis/libros_gratis.htm

Cuando me amé de verdad...

Cuando me amé de verdad… Comprendí que en cualquier circunstancia yo estaba en el lugar correcto, en la hora exacta, en el momento exacto, entonces, me relajé… Hoy sé que eso tiene nombre… AUTOESTIMA.

Cuando me amé de verdad… Me di cuenta que mi angustia y sufrimientos emocionales no pasan de ser una señal de que voy en contra de mis verdades… Hoy sé que eso es… AUTENTICIDAD.

Cuando me amé de verdad… Dejé de desear que mi vida fuese distinta y comencé a ver que todo lo que sucede contribuye a mi crecimiento… Hoy a eso le llamo… MADUREZ.

Cuando me amé de verdad… Comencé a entender cómo es ofensivo forzar alguna situación o a alguien sólo para realizar mis deseos… Hoy sé que el nombre a esto es… RESPETO.

Cuando me amé de verdad… Comencé a despojarme de todo lo que no fuera saludable… personas, tareas y cualquier cosa que me desanimara. En principio, mi razón me llamó la atención acerca de esa

actitud de egoísmo… Hoy sé que se llama… AMOR PROPIO.

Cuando me amé de verdad… Dejé de temerle a mi tiempo libre y de hacer grandes planes. Abandoné proyectar a muy largo plazo. Hoy hago lo que considero correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo… Hoy sé que eso es… SIMPLICIDAD.

Cuando me amé de verdad… Desistí de querer tener siempre la razón y con eso cometí menos errores… Hoy descubrí… LA HUMILDAD.

Cuando me amé de verdad… Dejé de revivir el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida realmente ocurre… Hoy vivo, un día a la vez… Eso es… PLENITUD.

Cuando me amé de verdad… Entendí que mi mente puede perturbarme y decepcionarme. Pero cuando la coloco al servicio del corazón, se torna una enorme y valiosa aliada…Todo eso es… SABER VIVIR

Charles Chaplin

(Tomado de la Red)

El Mundo

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.

A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

-El mundo es eso –reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y juegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

Eduardo Galeano

El Libro De Los Abrazos

El Árbol

Y voló como lo hacen los pájaros, desplegó sus largos brazos hacia arriba y con el sólo propósito de quererlo, lo logró. Se enredó en mares de oxígeno y hojas, se envolvió en lluvias de colores que lo sostenían, giró cabeza abajo y desde esa perspectiva observó el mundo.

Eligió uno de los árboles del monte y allí se quedó. Sus manos grandes y fuertes se dejaron enamorar por el aroma de los viejos penitentes, de pronto y con gran asombro sintió que la savia de ellos corría por sus venas y que por las ramas de ellos su sangre.

Estaba tan a gusto en ese lugar que pensó que podría ser así toda su vida.

Pensó en cómo había vivido hasta aquí: siempre buscando y ahora encontrando.

Algo dolió en su pecho: se acercaba el momento de tomar una decisión. Decisión que podría devolverle una vida plena de libertad y placer pero sus pies estaban aún muy arraigados a la tierra -no como lo estaban los árboles desde sus raíces, sino como lo están los pies de los humanos a la seguridad y lo conocido-.

Le dio una y otra vuelta a la situación…buscó la manera de ser parte de ese mundo maravilloso y verde sin perder éste otro, sólo que a “éste otro” también lo necesitaba.

No quería soltarse de esos lazos que lo unían al follaje. No quería dejar de pisar la tierra.

Abandonó la lucha contra sus deseos y se dejó acunar por las ramas.

Soñó que era árbol. Se ramificó confundiéndose con él: ya no existía su cuerpo, su cuerpo se había transformado en árbol. Toda su vida pasó delante de sus ojos dormidos durante el tiempo que duró su sueño. Despertó y supo que estaban hermanados y que aunque tuviera que alejarse siempre aquél sería su lugar.

El hombre bajó con sus pies de humano y se despidió amorosamente de su amigo -notó que él soltó una lágrima- avanzó unos pasos, las hojas le tendieron una alfombra que lo acompañaron en su camino. Miró hacia atrás y pensó que tal vez ya no necesitaría volver, llevaba al árbol en su corazón.

Virginia Lobo

Sexualidad Lúdica

La pérdida del deseo sexual en la pareja es sin dudas el signo de nuestro tiempo.

El ritmo de vida que llevamos, el estrés, la rutina y las preocupaciones económicas y laborales tienen mucho que ver con el surgimiento de este grave trastorno que inevitablemente afecta la estabilidad de la pareja y que puede llevarla a la disolución.

Pero hay muchas cosas que sí podemos hacer para restaurar deseo sexual en nuestra pareja.

Una cena íntima, masajes con cremas o aceites esenciales, prolongar el juego previo, probar nuevas prácticas sexuales, animarnos a cambiar los roles cotidianos e incorporar juguetes o disfraces son algunas de las muchas alternativas que siempre están a nuestro alcance.

Nada como el juego para escapar de la rutina…

En general, nuestra sexualidad se basa en la reiteración de los mismos roles y en la monotonía de las mismas posiciones repetidas mecánicamente y en los mismo lugares; lo que quita toda posibilidad de vivir nuevas sensaciones.

Pero nuestra sexualidad como expresión humana, es mucho más que el breve desahogo orgánico con el que culturalmente se asocia, confundiendo sexualidad con reproducción.

Nuestra sexualidad es comunicación, creatividad, expresión y juego compartido.

Y solo basta con atrevernos a probar para descubrir un nuevo mundo de sensaciones, aromas, sabores y sonidos que siempre han estado latentes y que son parte de nosotros mismos.

Por ello, y para hacer más atractiva nuestra vida sexual, es importante buscar alternativas que potencien la estimulación de nuestros sentidos.

Vendar los ojos de nuestra pareja y jugar a descubrir las texturas y los sabores cotidianos, es sin dudas una buena alternativa para mejorar nuestra vida sexual.

Solo debemos animarnos a jugar y a explorar juntos esas nuevas sensaciones.

La manera en que los adultos jugamos es con la sexualidad y como en todo juego es muy importante el papel de la imaginación para explorar nuevas cosas que rompan la rutina.

Es importante animarnos a jugar y darnos permiso para experimentar las nuevas sensaciones que, sin dudas, renovarán todos los aspectos de nuestra relación de pareja mejorando nuestra calidad de vida.

E. M.

Los Amantes

Tu perfume

y el tibio calor de tu piel

de nuevo entre mis brazos.

Este mágico instante

después de hacernos el amor

cuando todo parece detenerse alrededor…

Mi boca

acaricia sin prisas tu cuello

y tu respiración se estremece una vez más

sabiendo que pronto

debemos dejar la habitación.

Mañana en la fiesta de la oficina

estarás con él

y mi corazón

pagará el precio por tener que compartir tu amor…

Sé que no vas a dejarlo.

Que la Virgen De Los Amantes conjure entonces el tiempo

y que perdure para siempre

este prohibido momento de los dos…

Alejandro Savino