Los Amantes

Tu perfume

y el tibio calor de tu piel

de nuevo entre mis brazos.

Este mágico instante

después de hacernos el amor

cuando todo parece detenerse alrededor…

Mi boca

acaricia sin prisas tu cuello

y tu respiración se estremece una vez más

sabiendo que pronto

debemos dejar la habitación.

Mañana en la fiesta de la oficina

estarás con él

y mi corazón

pagará el precio por tener que compartir tu amor…

Sé que no vas a dejarlo.

Que la Virgen De Los Amantes conjure entonces el tiempo

y que perdure para siempre

este prohibido momento de los dos…

Alejandro Savino