Sexualidad - Sin culpa, sin prejuicios y sin "pecado"


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la sensibilidad de algunas personas


La eyaculación precoz, las disfunciones en la erección, la anorgasmia, el rechazo del cuerpo y la pérdida del deseo sexual en la pareja son algunos de los trastornos más frecuentes en nuestra salud sexual.
Y nos guste o no, el dialogo y el respeto por la preferencia sexual del otro son la base para alcanzar esa sexualidad plena sin la que no podremos realizarnos ni como individuos ni como sociedad.
Hablar de sexo no tiene que ver solo con la elección del género al que pertenezcan las personas con las que vamos a relacionarnos sexualmente.
Ni con la opción entre monogamia y poliamor; que es la tendencia que viene.
Hablar de sexo implica animarnos a charlar de nuestros cuerpos, de nuestros gustos, de la “perversión” y de lo “prohibido”; porque no hay otra forma de despojarnos de los prejuicios, la culpa, las vergüenzas y los miedos con los que fuimos educados.

Punto G Masculino
El punto G del varón se encuentra ubicado en la próstata; a cinco centímetros hacia el interior del recto y hacia el frente.
A muchos hombres les asusta abandonar los viejos prejuicios y animarse a explorar ese aspecto que es tan natural a su sexualidad como el pene; ya que en nuestra cultura el sexo anal masculino está asociado directamente con la homosexualidad.
Pero lo cierto es que en los hombres a los que les resulta placentero, la estimulación del Punto G produce mayor excitación, orgasmos más intensos, y eyaculaciones más potentes.
Hay dos maneras de estimularlo:
1) Externamente: puede hacerse acariciando la zona del periné (que es la zona ubicada entre el los testículos y el ano).
2) Internamente: puede hacerse introduciendo un dedo o un estimulador de próstata a través del ano para masajear suavemente la próstata (que es la glándula ubicada hacia adelante del cuerpo).
La estimulación debe hacerse suavemente, con movimientos circulares y sin descuidar la estimulación del pene para mayor placer.