Nuestros cuerpos casi desnudos
juntos por primera vez.
El silencio
y mi boca descubriendo
sin prisa tu piel.
Ese momento tan esperado y prohibido
donde el comienzo y lo incierto
nos asustan casi por igual.
Tu pelo suelto
por fin entre mis manos
y tus ojos fijos en los míos…
Ese lugar de tu cuello
donde comienzo a besarte,
lentamente,
mientras tu perfume
se graba para siempre
en mi memoria...
Tu corazón agitado,
tus senos impacientes,
y mis dedos
que siguiendo al deseo
comienzan a bajar
como presagiando el camino
que seguirá luego mi boca.
Tus manos en mi pelo
apresuran suavemente
el descenso
y en un instante
tus piernas apretadas
se aferran a mi…
Con una de mis manos
trato de callar los sonidos
que escapan de tu voz
procurando no ser descubiertos
mientras nuestra excitación
crece sin cesar…
De repente,
el ruido de los pasos
comienza a acercarse
peligrosamente a nosotros.
Solo la puerta de la oficina
protege nuestro secreto
de los demás
pero el riesgo,
no hace mas que atraernos…
El picaporte se acciona
frente a nosotros
y quedamos paralizados.
Un celular que suena interrumpiendo milagrosamente
el recorrido de la puerta
mientras apresurados, procuramos vestirnos.
Una conversación grave
y la puerta que de un golpe vuelve a cerrarse.
La Virgen de los amantes
guardó por esta vez
nuestro secreto;
y nuestros corazones
están a punto de estallar…
Alejandro Savino