Los Amantes

Tus manos se aferran al respaldo

mientras desato uno a uno

los broches de tu blusa.

Mi boca desciende lentamente por tu cuello

mientras mis dedos

recorren el encaje de esas bragas

que de un tirón arranco de tu piel…

Esta secreta pasión vuelve a latir entre nosotros

y apresuras con ansias

mi descenso…

Vuelves a ofrecer para mí

el prohibido perfume de tu intimidad

y con fuerza

te empujas a mi boca …

En el edén improvisado de este cuarto de hotel

vuelves a ser mía una vez más

y el reloj de la mañana

se detiene por un instante

para nosotros dos…

El teléfono suena.

Debemos dejar la habitación.

Alejandro Savino