Cuentos del Monte - El Cebil

Poderoso y duro de domar, con un espíritu y un carácter tan fuerte, que entrar en contacto con este maravilloso árbol, lo llena a uno de magia pero a su vez de temor.

Gracielita iba cantando una canción que un brujo cabrón había cantado dos noches atrás en una Ceremonia. Iba por el monte, con su pelo rojo cobre… Parecía una mujer celta con su camisa blanca, sencilla, y un chaleco tejido. La canción decía:

“Florcita de Alelí,

¡Qué lindos colores!...

Derecho es el caminitoy…

a veces serpentea ainini…

y vuelve a ser derechitoy naná, nanay…

De pronto dejó de cantar y dijo:

“Mire Alejandro! Aquí está!”

Era un enorme Cebil.

Tal vez era El Abuelo. Y si no lo era, seguramente se trataba de una figura indiscutida y relevante de aquella espesura.

Miré hacia arriba y un temblor desde sus ramas me dejó sin respiración. Exagero un poco, pero sólo un poco.

Las hojas de esta Acacia son bellísimas y sutiles. Dan ganas de acariciarlas y tirarse en un colchón de ellas. Sus verdes medios, nítidos y vibrantes se mezclan delicadísimamente con pequeñas perlitas amarillas como terciopeladas. Son exquisitas. Pero juntas, con las vainas oscuras, en pequeños grupos, con el fondo coloradonegro de la madera….¡Mi Dios!

¡Se transforman en algo fantasmagórico!

De verdad. ¡Dan miedo!

Nos quedamos en silencio.

Luego le canté al árbol, Gracielita le sopló tabaco y recogimos las vainas del suelo con semillas adentro. Volvimos a la casa, y después de unos mates, me despedí de esta encantadora celta-rosarina y de su esposo Luis, y me interné en el monte otra vez.

Durante la noche llegó el espíritu, por decirlo de alguna manera, y las hojas vinieron a verme, a enseñarme, y me danzaron como dándome la bienvenida a su mundo mágico.

Difícil de entender, por eso digo mágico.

En Paraná hay hermosos ejemplares de Cebil, blanco y colorado, y en el Museo de Ciencias Naturales, en calle Gardel, hay un recipiente hecho por los habitantes originarios de esta zona que muestra cómo lo utilizaban.

En el mismo museo hay un libro donde se ven diseños y arte pictórico prehispánico relacionado directamente con en esta Planta Maestra.

Y frente al mismísimo museo ¿qué hay? Hay un Cebil.

Nos seguimos viendo en el próximo número con más yuyos y cuentos del monte.

Sr. Alejandro